Tengo rabia, rabia y mas rabia. El sábado terminé de ver La Jauría, con sentimientos encontrados por ver la impunidad de los abusos, maltratos, violaciones; la sensación de inseguridad de caminar sola, de vestirte de una forma y que se te critique, de cómo hablas y te expresas.
Tengo rabia porque el domingo apareció el video de Martín Pradenas, el violador de Antonia Barra, dando "su versión de los hechos" y ver su cara de niñito bien hablando desde su impunidad y sus privilegios.

¿Cuántas veces he escuchado a amigas, pacientes, compañera, hablar de sentimientos de impunidad ante develar sus situaciones de abusos y maltratos? Miles. ¿Como sanai esa sensación de tu cuerpo? De qué nadie te crea y que una vez más te sientas sola frente al relato, a tu vivencia, revictimizadote una vez más...

Desde el feminismo tensionamos la psicología haciéndonos parte de la historia de nuestra compañera paciente, te dejas de poner en la palestra de terapeuta experte y te centras en la necesidad de credibilidad y sensación de justicia - no patriarcal estatal--  dando espacio a que de ahí salgan las reales necesidades de reparación. La psicología tiene que aprender del feminismo, debemos ser sororas como ley máxima, debemos transformar la culpa y llevarla a motor de avance y visibilizar la violencia contra la mujer en sus máximas expresiones, llevar la terapia a puertos políticos de la vida de cada ser; debemos ser compañeras y compañeros de les consultantes y transformar la relación terapeuta-paciente de lo frío clásico y lo reivindicativo de la protesta del inconsciente.

Tengo rabia y no dejaré de tener rabia, porque mientras escribo eso, tengo certeza de que alguna compañera, amiga, paciente y/o futura consultante esta en situaciones de violencia solo por el hecho de ser mujer, y el Estado es ciego, sordo y mudo - si en masculino. 

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